Libro de Juampyc, capítulo @, versículo desde yahoo, hasta .com.ar

Hoy venía manejando, mientras escuchaba música. O mejor dicho, escuchaba música mientras manejaba, que no es precisamente lo mismo. A pesar de que los contenidos de la música que últimamente llevo en el auto no son los mejores, cosa que tengo que agradecer al autor Pity Alvarez, o simplemente agradecérmelo a mí, que elijo escuchar su música, de vez en cuando me sale una reflexión. Y no pienses que hablo solo; No. Si me ves mover la boca en el auto es porque estoy cantando, o simplemente estoy pronunciando las cosas que nunca va a escuchar el infeliz del otro auto, de cuya maniobra no estoy del todo contento. Más allá de mis puteadas y mis intentos canto, admito que no hablo solo. Pero en mi cabeza se llegan a formar algunas ideas, a veces bastante estúpidas, otras no tanto, y otras realmente admirables. Abundan las estúpidas; son contadas las intermedias; escasean las buenas. Pero hoy, miraba a la gente. Y el sábado por la noche, también miré a la gente. Me resultaron bastante raras sus actitudes… Me canso ver personas que de día no confían ni en su sombra; se persiguen como si alguien los estuviese acechando. Piensan que el almacenero los va a estafar, o que el taxista los va a pasear, o que el perro los va a mear. No dejan a su papá entrar a su habitación, no hablan de su vida con nadie… “A esta gente los crió alguien muy cagón” pienso. Pero me sorprende la otra cara. La cara nocturna. Esas mismas personas que no confían en nadie en días hábiles, se transforman en seres totalmente desprejuiciados, sin resentimientos y totalmente liberales. Esa que desconfió que su padre le leyó el diario íntimo, le dio el teléfono al pibe del peinado raro, después de casi tres horas de querer arrancarle la lengua. Ese otro que miró mal al nene de la esquina que le pidió una moneda por limpiarle el vidrio esta mañana, se tomo cuatros fernets con un… que era? Un gorila? Todavía no sabe, porque en ese estado no distingue un New Beattle de una heladera Wirpool. Y el grupito de amigas se tomo un taxi del que no saben de que manera las dejó a cada una en su casa, tapaditas en su cama, sin ropa, sin un mango en la billetera, y a la que dejó al último, con un extraño dolor para sentarse…
No estoy de acuerdo con la generalización, como aquellos que dicen “la juventud esta perdida…”. Hay miles de viejos chotos que nacieron perdidos, y montones de pibes que tengo el orgullo de conocer. Pero realmente me asustan las personas a las que no le cayó la ficha de que la vida es esta. No sigue después. No les interesa descubrir todas las cosas buenas que puede significar vivir una vida completa, siendo en todo momento una misma persona. A todos ellos: “nunca es tarde para empezar”.

Avenida omos, cuato setent y osho, de luns a viens de catos a diesisés. Vnga y tom el vasit c aua.
(Iglesh Univrshal d Rein di Diosh)

Eso fue porque me sueno como a sermón… ¡Oremos!