Primer acto:
-Mi amor, me voy a la feria de frutas y verduras… ¡Mi amor!
-Eh..? Eh?!! (los sonidos salen por debajo de las sábanas)
Aun estoy dormido. Yo duermo hasta tarde, mientras ella va a hacer compras.
-¿Podés, cuando te levantes, estirar un poco la cama?
-Si, eeeeeh, si… (muy dormido)
-¿Podés o no podés?
-Si, ¡dije que si!
Léase la última afirmación como “¡Ya te contesté! ¡Ahora dejame dormir!”
Tres horas más tarde, ella llega cargada con la bolsa llena de vegetales. Yo juego con Facebook. Todavía no me lavé la cara ni los dientes.
-Hola, ¡buenos días! – me dice.
Suelta la bolsa y va hacia la habitación. Vuelve media sacada.
-¡Te pedí que tendieras la cama!
-Ah, si… si…
Se enoja.
Segundo acto:
Recibo un sms que dice “Estoy yendo con AMIGA para casa en 20 min. Ordená un poquito. Besos”
Respondo: “Ok”
Media hora más tarde el ruido de la cerradura me levanta de la silla frente a la computadora donde boludeaba con Facebook. Ella y su amiga se asoman y ven como intento disimular, mientras levanto el calzoncillo, el par de medias y los zapatos de trabajo, que descansaban frente al lavarropas, en el comedor.
-¡Bueeeeeenas!- Digo para reforzar el intento de disimulo.
- Hola – Dice su amiga. Ella sólo levanta una ceja. Suficiente para descubrir lo que le está pasando por la cabeza.
Se enoja.
Tercer acto:
19:30
Charlo con mi primo, cuando me llega un sms.
-“Estoy en lo de mi mamá. Te falta mucho?”
-“Un rato, no sé cuanto”, contesto
-“Me pasarías a buscar cuando vuelvas para casa?”
-“Ok”
-“En cuanto, más o menos?”
-“En una hora estoy por allá”
-“Ok”
Tocan la puerta. Es mi otro primo que no veo hace mucho tiempo. Comenzamos una charla como hace años que no tenemos. Nos reímos. La pasamos realmente bien. Nos ponemos al tanto de la vida de cada uno. Cada aporte dura veinte minutos. Preparamos mate y compramos criollos.
20:30
Digo “me voy”.
Recordamos un suceso pasado. Nos reímos de X.
20:45
Digo “Bueno, bueno, chau”
Nos reímos de Y.
21:10
Digo “Chau, chau”
Mientras saludo con la mano desde el umbral de la puerta, nos reímos de Z.
21:25
Subo al auto y mando un sms.
“estoy saliendo para allá”
21:40
Toco el timbre en casa de SUEGRA. Subo al auto y espero. Sale, sube al auto. No saluda, pero intento saludar con un beso que quizás hubiera acertado en su cara si ella no se hubiera corrido.
Intento calmar los ánimos explicando: “Uy, no sabés: estábamos con PRIMO A y llegó PRIMO B. ¿Te acordás de PRIMO B? Ese que…” y sigo contando, aun sabiendo que poco escucha.
Se enoja.
Esos sólo son tres actos bastante comunes en mi vida. ¿Por qué los cuento? Porque hace un tiempo que vengo haciendo posts en donde hay un muchacho sufrido que se banca cosas que pasan en su casa, y que cuenta cómo tiene que andar soportando los “defectos” de la gente que lo rodea. Aunque creo que queda claro que los posteos anteriores son inventados, existe gente que se sintió tocada con algunos de ellos, sobre todo por la similitud con hechos de la realidad. Hoy quiero que sepan algo: En estos tres actos de más arriba, yo represento al señor que no hace, que no cumple, que se demora. Ese soy yo. Y esos tres son algunos de los defectos que tengo. Todavía creo que entre todos ellos, debo tener muchas más virtudes. Sino, ¿quién podría seguirme queriendo?.
lunes, julio 06, 2009
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6 comentarios:
Está bien Juan Pablo todos nos podemos equivocar. Pero no está bien que te burles de los errores de los demás.
Comparto lo que dice X... Hay muchos que nos sentimos tocados con tus relatos...
La próxima vez que me nombres te voy a buscar a tu casa... A ver si sos tan hombrecito para reirte en mi cara!
Pero, pero..! juro que PRIMOS A y B empezaron! yo no quería reírme de ustedes. Saben cuanto los aprecio X, Y, y Z!
Vayanse a cagar con el abecedario completo!!
Se puso belicoso este blog che!!!
jeje
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