miércoles, diciembre 27, 2006

Cuando Mandinga mete la cola...

Córdoba, 26 de diciembre de 2006. 7:30 am. Mañana despejada que me encuentra en el trabajo. Junto a mi, Héctor, amigo personal con quien comparto algunas tareas. Nos disponemos a sacar algunas cuentas con su anticuada pero infalible calculadora de tira a la que le adaptó un transformador para evitar el gasto de pilas. El humo de su cigarrillo intoxica mi oxígeno pero no me voy. Saca sus cuentas, cuando de pronto lo percibo. “Sentís ese olor? Es como a quemado...” “si, lo siento”. Rápidamente analizo los riesgos que persigo siempre que me ocurre algo así: busco el aparato enchufado, el eléctrico. Solamente consume energía eléctrica su calculadora; “debe ser eso”, y prosigo a desenchufar el transformador. Lo acerco a mi nariz para confirmar que la emisión de olor proviene de allí. En una fracción de tiempo comienza a despedir humo de color blanco. “se hizo pelota”, dice Hector mientras analizo el aparato. “acá esta el problema” aseguro, mientras señalo una llave selectora de voltaje. Alguien movió la llave desde “220” hasta “110”. Pero, quien? Solo estamos El y Yo. Yo no fui y El para que habría de querer arruinar su herramienta de trabajo?. Sospechoso. Una tecla en posición anormal.

Córdoba, 26 de diciembre de 2006. 20 pm. Tarde calurosa en que nos disponemos, luego de hacer compras y de visitar algunos parientes, a volver al departamento. El tic tac de un relay capta mi atención. Al instante advierto su procedencia. Es el relay de la alarma del auto, que se activa cuando uno mantiene abierta una puerta, o el baúl o el capot. Controlo la puerta del conductor, que es la que mas se usa y por lo tanto la mas propensa a fallar; ningún problema. Controlo la del acompañante, que es la otra que se usó cuando empezó a hacer la falla; nada. Entonces empiezo a querer rastrear el problema. Controlo las otras dos puertas, el baúl, el capot; todo en orden. La intriga ahora me esta matando, sobre todo porque mientras exista esa falla no puedo activar la alarma. Por lo tanto, no puedo dejar el auto estacionado en ningún lado. Entonces pienso de nuevo. Recuerdo haber tenido en algún momento ese mismo problema. Lo que no recuerdo es su resolución. Pero si, ahora recuerdo. Ese cable mal tomado de la luz interior producía una descarga a masa cuando uno intentaba prenderla. Al instante controlo, y efectivamente estaba cambiada la posición de la llave. Siento una gran satisfacción cuando la vuelvo a su posición y el problema desaparece. Entonces comienzo con la pericia para encontrar al culpable. Pero sospechoso, aparte de mi, que no fui, es mi novia. Unica persona que estuvo en el auto desde y durante el tiempo que se produjo la falla. Entonces ataco: “Leti, no uses esa luz porque no anda. Además me hace andar mal la alarma...” a lo que me contesta “pero si yo no lo toqué” “ya me habías dicho que no la use...”. Y otra vez me surge la misma incertidumbre. Otra vez el mismo día. Sospechoso. Una tecla en posición anormal.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mis lamentos, mis textos son mi forma de expresarme y de escribir, pero no te los tomes tan a pecho.

Anónimo dijo...

Y por cierto... te llego la tarjeta de navidad que te mando papa noel?

Anónimo dijo...

para que lo sepas... yo tambien entro a este blog y me aburro si despues de dos semanas encuentro lo mismo...
Mira que si vos no actualizas tu blog yo no actualizo mi flog..!