jueves, junio 21, 2007

Se despertó mi niño!

Tengo mucho respeto por los “espacios vacíos”. Y llamo espacios vacíos a ese momento de una reunión en la que se hace un silencio, y alguien, por el simple hecho de romperlo, dice algo. Cualquier cosa. Lo primero que le viene a la cabeza. Y es probable que eso que sale, sea algo “relevante”. Porque si estaba dando vueltas en la cabeza, por algo es… Y me tomé el trabajo de comprobarlo conmigo. Me di cuenta que la semana pasada, lo único que dije fue “me tienen hartos estos de Telecom!”. Y también dije “Los de Movistar son unos estafadores!”. Repetí algunas veces “carguen gas, porque en cualquier momento lo cortan” y agregué otras quejas más. Y me llamó poderosamente la atención que todas fueron quejas. Y pensé que algo me estaba pasando; Me estaré volviendo un adulto? Ya con mis 26 al hombro, sabía que eso me podía pasar en cualquier momento. Y no es que le esquive a la adultez, pero siempre me gustó conservar la niñez a flor de piel. Pero me costó darme cuenta que vivimos dentro de un sistema que constantemente te tira responsabilidades. Y tampoco tengo nada en contra de las responsabilidades. Sin embargo, creo que el sistema te responsabiliza de muchas cosas de las que no lo debería hacer. Y lo peor de eso, es justamente lo que hacemos. Nos hacemos cargo de lo que no nos corresponde. Y nos hacemos problema por eso mismo. Y terminamos siendo la “válvula de escape” de las presiones que el sistema no tiene; perdón, me corrijo: Somos la válvula de escape del sistema. Porque somos los que absorbemos sus deficiencias, y pagamos por ellas. Es una lástima que cuando “se cae el sistema”, lo único que queda funcionando es la cabeza de uno. Y vieron, que pasó? Me sigo quejando.

Quiero darle una vuelta de rosca a todo esto. Quiero, y necesito, empezar a escribir sobre lo que fui hasta ahora. Considero que es la única forma de seguirlo siendo. Voy a tratar de recordar las épocas donde lo único que me preocupaba, era de conseguir 2500 australes para comprar un paquete de cuatro figuritas, para convertirlas en veinte en el colegio. Quiero que el signo “pesos” de mi cabeza se transforme en un autito o en un fútbol, o una pelota de básquet. Necesito salir a caminar a la calle sin preocuparme por cuanto tengo en el bolsillo; si para caminar no necesito más que los pies… Necesito hacerlo de nuevo.

Cuantas cosas extrañás de esas buenas épocas? Con qué placer las volverías a hacer. Armar una carpa en el patio, jugar un picadito en la calle, hacer una pista en la plaza…

Creo que empiezo hoy. Si me necesitan, estoy en la plaza…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Las figurutas... cuanto las extraño!!!
Cuando decis "el sistema" a quien te referis exactamente, porque el sistema no es precisamente una masa de ether flotando por ahi que viaja dando ordenes...
El sistema en parte somos todos...

Juan Pablo C dijo...

Sistema en sentido de "reglas", "trato", "acuerdos" en el que si, todos nosotros somos parte, y que pareciera que estamos conforme, pero por lo que ami respecta, no termina nunca de cerrarme. O mejor dicho, cada vez está mas abierto...
Pero entiendo tu aclaracion, y es buena, Gaby... Somos absolutamente responsables por el sistema que tenemos.

Rubia Lulú dijo...

¿Cómo convertías 4 figuritas en 20? ¿y qué es un picadito?
Yo jugaba al elástico e intercambiaba papeles de carta.
No lo extraño, sin embargo. Lo que sí me gustaría es volver a tener 15 años y ser como Lulú.

Juan Pablo C dijo...

El "picadito" es un partidito de fútbol, con amiguitos. Se arman los arquitos con ladrillitos y se juega a la tardecita, hasta que el solcito ya no tira más su lucesita.
Y, lo de convertir 4 figuritas en 20, es un procedimiento por el cual, uno apuesta con sus 4, y las 16 restantes las apuestan los demás. Podia volver a mi casa con 20, pero tambien podia volver sin ninguna...