Un problema de Tacones

El sábado a la madrugada trataba de estudiar. Casi siempre estudio de noche para evitar molestar a las demás personas que viven conmigo, y para evitar ser molestado. Pero no lograba concentrarme; una persona de sexo femenino (supongo) se paseaba por el departamento de arriba con sus tacos. Y caminaba. Iba desde la habitación a la cocina, y luego al comedor. Y repetía eso. Iba y venia. Me las fui arreglando para aguantar hasta las 2 de la madrugada, que es a la hora que comienza el “horario de descanso” establecido en el reglamento del edificio. Para uno que está despierto, cuesta, pero de a poco se va acostumbrando al ruido molesto. Pero para el que intenta dormir, es bastante tedioso conciliar el sueño. Y la que intentaba dormir era mi señora, y supongo que no lo conseguía. Sobre todo porque ya hacía dos noches que sufríamos el “mal de los tacos”. Entonces esperé. Ni bien se hicieron las dos y cinco y sentí el primer tacazo, abrí la puerta y subí por la escalera. Cuando llegué a la puerta, noté que además del “tac tac tac” en el suelo, esta gente tenía la música muy fuerte. Por suerte, desde mi piso la música no se escuchaba, pero en ese mismo piso no se aguantaba. Pensé en los vecinos de ese piso, de cómo no se quejaban, pero sería problema de ellos. Yo toqué timbre y esperé a que me abran. La música no modificó su volumen y nadie abrió. Toqué timbre de nuevo, esta vez un poco mas prolongado. Al cabo de unos segundos, bajaron el volumen pero tampoco abrieron. Noté que alguien se acercaba a la puerta, y miraba por la mirilla. Quince segundos más tarde la música volvió a subir, pero esta vez alguien cantaba detrás de la puerta. Noté que no existía voluntad alguna para lo que yo iba a pedir, así que volví a bajar, esta vez sabiendo que agotadas las posibilidades pacíficas, debería intentar por medios más agresivos, en este caso, legales.

Se puede ser tan desconsiderado? Se puede ser tan mal llevado? Se puede ser tan mal vecino? Lo único que espero es que no sean vengativos.