lunes, junio 23, 2008

Pará: contesto el sms y seguimos...

Todavía recuerdo esos días donde juntarse con amigos significaba dejar todo lo demás para estar solo con ellos. Y hasta ese tipo de cosas dejamos que nos arruinen los "adelantos". No cuesta mucho darse cuenta que una mesa de reunión se va poblando de celulares que empiezan a sonar sin respetar al que tiene la palabra. Claro, un aparato no puede saber que alguien está diciendo algo, ni mucho menos que eso sea importante, a diferencia de su dueño que sí puede hacer ese análisis. Pero pareciera que es al revés, y ni bien suena se desespera por tomarlo y ver quien le habla, o en el peor de los casos, sabe que es un mensaje de texto, que no es imprescindible que lo lea ya, ni mucho me nos que lo conteste inmediatamente. Pero la tecnología puede más, y acude a él y corta una linda charla.
Las camaras digitales funcionan parecido. Hay personas que no entienden que lo mejor que tiene un buen momento con amigos es el momento en sí, que jamás se repite de la misma manera. Pero se empecinan en retratar todo, cada ángulo, cada pose. Y no sólo eso: el resto tiene que notar que él esta sacando una foto. Entonces corta la conversación para que todos pongan la sonrisa peor actuada de sus vidas y el momento, que estaba bueno, que valía la pena no perder, se convierte en un set de fotografía donde todos posan para sacar tres fotos pedorras, y que al finalizar ya no será igual. Ya la conversación perdió el sentido o raramente continúe como venía. Y todo porque piensan que va a ser más importante ver las fotos unos dias mas tarde, o subirlas al flog para que los desconocidos de todo el planeta comenten cosas como "linda foto, estás en ff".

La tecnología es asombrosa y sirve al hombre para obtener grandes adelantos que sirvieron para llevarlo muy lejos. Aplicada a la ciencia nos deslumbra día a día con descubrimientos que habrían sido inimaginados por nuestros ancestros. Lo que para nosotros es moneda corriente, habría costado la sorpresa de muchos hombres en la antigüedad. Pero esa misma herramienta, puesta en manos de cualquiera, puede ser dañina y hasta peligrosa. Personas que quizás no aprendieron a relacionarse con otros seres humanos, manipulan a la perfección aparatos complejos que requieren, por poco que sea, de cierto tiempo para aprender a dominarlos. Tiempo que se termina dedicando a un aparato y no a otra persona, y que lleva cada vez más a hacernos sumamente dominante de la tecnología, pero inútiles en potencia frente a nuestros semejantes.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jiji Cada vez que entro aquí, y cada vez más, parece que entro al blog de un viejito cascarrabias jaja

Y citando a una compañera de la facu: "Me hace acordar a mi abuelito" jaja

Abrazo

Juan Pablo C dijo...

Me preocupan mucho las relaciones interpersonales.... Creo que vamos rumbo a un pozo sin salida.

Juan Pablo C dijo...

No disentimos! El problema son los usuarios! sería hipócrita el culpar a un aparatito. Pero todas esas cosas aparecen como tan necesarias e imprescindibles (y baratas), que por ahi asusta estar con alguien, hablando, y que le empiece a sonar el telefono y lo atienda como si uno no estuviera. Como si estuviera mas pendiente del telefono que de lo que uno le está diciendo. El culpable es el dueño, sin duda.
Tambien vale mencionar a todos ellos que sí saben como manejarlos, y que respeta a la gente, y apaga su celular cuando entra al cine, o que deja que suene o pide permiso para atenderlo, cuando otro habla.