lunes, noviembre 30, 2009

Seamos francos...

Bueno. Supongo que sabés porqué te cité a este bar. La verdad, necesitaba hablar de algo con vos. Probablemente sepas qué es… Lo veo en tus ojos, porque no miran a los mios. ¡No me evites! Hace casi diez años que estamos juntos y nos conocemos bastante. ¿Te creés que me lo ibas a poder ocultar toda la vida? ¡No seas ingenua! Mirame a la cara cuando te hablo… ¿Qué de qué estoy hablando? Vos sabés bien… Ah, ¿no sabes? Mirá, yo puedo tener cara de gil, pero las cosas que vi, pasaron. Aparte de las que me contaron, claro. ¿Detalles? ¿Encima me pedís detalles? Ok, no hay problema; ya estamos acá y puedo detallar cada una de las situaciones que ví. Empecemos con esa salidita con tus amigas del domingo ese que almorzamos en la casa de mis padres. ¿Te acordás? Cuando volvimos de la casa de ellos, vos te bañaste y te fuiste a la feria con las chicas. Volviste tarde. Claro a esa hora yo debería haber estado durmiendo, pero la vecinita de arriba tenía una fiestita y me había despertado con los ruidos. Yo miraba por la ventana cuando ese auto negro de vidrios polarizados se paró delante del edificio. Te bajaste por la puerta del acompañante… A eso lo ví yo, ¡así que no niegues con la cabeza! Callate, ¿querés? Porque hay más. ¿Vos te acordás de la noche que ibas al cumpleaños de tu amiguita? Esa fiesta que era solo para mujeres, por lo que no te pude acompañar. Bueno, yo esa noche me quedé en la computadora hasta tarde. En un momento me agarró hambre y salí a comprar algo. Como estaba todo medio cerrado caminé bastante. Llegué hasta cerca del parque. Y ahí, cuando estaba comprándome un chori, ví como ese señor te abría la puerta de ese 206, curiosamente también de vidrios polarizados… ¡qué coincidencia! No, ¡no te pongas a llorar! ¡Vergüenza debería darte! ¿¡Sabés lo que es para mí?! Son casi diez años que estamos juntos… ¡Diez años! Y encima tengo que aguantar que hasta mis amigos te vean bajar de distintos autos… Pero… ¡¿Porqué?! ¡Si te dí todo! Tuviste la oportunidad de hablarme de frente, de decirme como son las cosas, ¡y yo las iba a entender! Si, si… perdoname… estoy levantando la voz y todos nos están mirando, pero me tenés que entender… Me lo podrías haber dicho desde el principio. Podrías haberme sido franca, y planteármelo directamente y sin rodeos. Porque si lo que te hacía falta era plata para el taxi, yo te la doy… Pero, andar siempre tomando remises truchos, nunca más… prometelo… prometeme que nunca más te vas a tomar uno de esos remises, porque encima parece que te pasean bastante porque hasta me comentaron mis amigos que te vieron por el camino al aeropuerto…

1 comentario:

Lobito dijo...

No te preocupes, esas dos enormes protuberancias que nacen en tu cabeza son hasta decorativas =)